Semana Santa

Esta semana los cristianos celebramos la muerte y resurrección de Jesucristo, pero los más "tibios" aprovechamos para salir y tomarnos unos días de descanso, lo cual tampoco está tan mal teniendo en cuenta que gran parte de las celebraciones de Semana Santa se han convertido en tradición más que en fe. Con todo, no puedo negar que me gustan las bandas de música, el aroma característico a incienso y los pasos si tienen valor artístico.

Estas fotos son de tallas finales del gótico, importadas de Flandes en tiempos en que la relación comercial entre Canarias y el norte de Europa era intensa. La primera corresponde a un calvario conservado en el santuario de las Nieves, en La Palma, y la otra al venerado Cristo de La Laguna. Ambas resumen mucho de lo mejor que de arte religioso tienen las islas.

Tajao

La costa de Tajao es impresionante. Enormes rocas dotan de un abrigo perfecto a un pequeño puerto pesquero. Y dentro del paisaje más arido y desolado, multitud de pequeñas plantas hunden sus raices en busca de humedad para, en su sencillez, dar color a la primavera.

Toscana (II)

El escritor francés Henri-Marie Beyle, más conocido por su seudónimo: Stendhal, escribía en su libro "Un viaje de Milan a Reggio":

"Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme".

Esa es la sensación, el mal del viajero romántico expuesto a una sobredosis de belleza artística, pinturas y obras maestras de arte. Así que a cualquiera que vaya a Florencia le prevengo de querer abarcarlo todo en unos pocos días. Es mejor seleccionar lo que se quiere ver, callejear sin miedo a perderse, ver de museos los justos e incluso disfrutar sin prisas de un helado o de un café que no hay país donde se hagan mejor.

Toscana (I)

Toscana es posiblemente la región de Italia más conocida. De eso tienen la culpa miles de libros de historia del arte -para algo fue uno de los focos del Renacimiento- y el haber sido un destino turístico desde siempre. En sus orígenes era un destino selecto. Entre los afortunados, los europeos ilustrados del s XVIII que luego volvían a su país no sólo más cultos sino tambien provistos de cuadros y obras de arte que en aquella época debían ser abundantes y asequibles. Un siglo después, Stendhal dio nombre a la sensación de ahogo y temblor -yo diría saturación- que produce verse rodeado de tanta obra de arte. Luego con el tiempo, cuando viajar se puso al alcance de cualquiera, el turismo de masas ha venido a invadir literalmente los lugares más famosos como Florencia o Siena... Por suerte, rincones como Cortona o Arezzo, aunque filmadas hasta la saciedad ("Bajo el sol de Toscana" o "La vida es bella") siguen siendo sitios apacibles que no han perdido su esencia y donde el tiempo pasa despacio.