
Debo decir que me fui a Amsterdam sin mucho fuelle. Fueron 5 días apenas que, al final, resultaron de lo más provechosos. Y no solo por la desconexión que supone viajar fuera de la casa y el ambiente de cada día, sino por conocer un pais -cierto que me quedó mucho por ver- y especialmente una ciudad -Amsterdam- sorprendentes. Estar construida sobre canales le valió el sobrenombre de "Venecia del Norte" pero, a diferencia de ésta, sus edificios están muy cuidados, hay mucha actividad comercial y sus canales están tan limpios que no sólo no huelen mal sino que son el hábitat de multitud de cisnes, patos y otras aves.
La ciudad tiene un aire alternativo y un aire conservador a la vez, que conviven sin estridencias. No por más conocidos y comentados, me llamaron especialmente la atención el Barrio Rojo y los famosos Coffee Shops que están por toda la ciudad.